Como debemos haber observado ya, la forma más sencilla de actuar frente al fuego es retirar el material o el calor del tetraedro del fuego y por ello aprenderemos un poco más sobre ambos.

Aparentemente siempre y cuando no haya contacto con las llamas, no debería haber trasmisión del calor y por tanto deberíamos concentrar nuestra atención solamente al área de riesgo de incendio (en caso de prevención) o al área de las llamas (en caso de extinción), si así lo hacemos cometeremos un grave error que puede costarnos muy caro, ya que el calor se trasmite de muy diferentes formas además de por contacto directo.
El calor se traspasa de un cuerpo a otro por contacto directo de ambos o por intermedio de un medio conductor. No todos los materiales tienen la misma capacidad de transferencia de calor. El hierro y el cobre son eficaces conductores. Los materiales fibrosos, tales como madera, algodón y papel son malos conductores. Los líquidos y los gases son deficientes conductores de calor. Si nos imaginamos un edificio donde hay un incendio en la plata baja, junto a un pilar de hierro que sujeta la estructura y en el piso superior hay botes de pinturas y disolventes apoyados en el mismo pilar, existe un riesgo muy probable de que, sin traspasar el techo entre ambos, el fuego se extienda el piso superior.
El calor se traspasa por un medio, gaseoso o líquido y las moléculas calientes de esta sustancia se desplazan hacia arriba cediendo el espacio a las frías que provienen de la parte superior, generando una corriente ascendente y descendente; en este caso no es el calor el que se transmite por las moléculas, si no que hay un desplazamiento de las propias moléculas del medio que llevan el calor hacia arriba. Observando un cazo con agua hirviendo veremos un ejemplo práctico de este fenómeno.
La energía irradiada, se transmite en forma de ondas (rayos infrarrojos) atravesando espacios vacios e incluso objetos transparentes hasta encontrar una superficie opaca donde se transforma nuevamente en calor. Un ejemplo de esto nos lo proporciona el sol cuya luz atraviesa el espacio y la atmósfera para calentar nuestra piel.
Estas son las razones por las que, en un incendio, a veces, parece que el fuego da saltos de un sitio a otro.
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